
Es uno de los métodos anticonceptivos más efectivos; en México es gratuita y rápida, sin embargo, pocos hombres optan por ella.
Por Mallinali Mejía
28 de marzo de 2022
Recientemente me saludó una vieja amiga para compartirme, con gran felicidad, que está embarazada de su tercer hijo. Me alegró recibir el mensaje y, obviamente, le deseé lo mejor. Durante la plática posterior, me contó que su pareja ya no quería tener hijos, por lo que ella se realizaría la Oclusión Tubaria Bilateral (OTB). Le comenté que si era él quien ya no quería tener hijos, podría realizarse la vasectomía, ella respondió que no, porque le daba miedo.
De ahí en adelante, me sumergí en una reflexión que poco (o quizá mucho) tiene que ver con la decisión de esa pareja, en el entendido de que haya sido un consenso y no un mandato o el fin de un proceso de manipulación.
Constantemente se nos dice a las mujeres que somos quienes tenemos que mantener las piernas cerradas, cuidarnos o hacernos cargo de los embarazos no planeados; no así a los hombres, que son quienes nos embarazan. Sí, la responsabilidad es de las dos personas y no estoy tratando de justificar a nadie, pero, en serio, ¿vamos a seguir cargando con todo nosotras solas, independientemente de que seamos capaces o no de hacerlo?
Si tuvieras que mencionar cinco métodos anticonceptivos, te apuesto a que la mayoría serían para la mujer, porque realmente sólo existen dos para hombres: condón y vasectomía. Que vienen otros en camino, sí, pero que aún no han salido al mercado, en varios casos por los efectos secundarios que causan, también.
¡Es que pobres de los hombres!
Podrían tener acné o cambios de humor. Bueno, amigos, pemítanme decirles que las mujeres pasamos por eso con varios de los anticonceptivos y aquí estamos, siendo las que más los usan. Si lo pensamos a profundidad, hasta incongruente es porque la mujer tiene un óvulo listo para ser fecundado al mes, mientras que los hombres tienen millones de espermatozoides al día. ¿Quién puede causar más embarazos?
Detengámonos en lo que nos trajo acá al principio, los métodos anticonceptivos definitivos. La OTB consiste en realizar una incisión quirúrgica, a través del ombligo tras el parto o a nivel del nacimiento del vello púbico; también puede ser durante una cesárea. Se identifican las trompas uterinas, se cortan y se ligan para impedir el paso del óvulo y de los espermatozoides.
La vasectomía, por su parte, consiste en una operación sin bisturí, con anestesia local; se realiza una punción en la piel de la bolsa escrotal, se localizan, ligan y cortan los conductos deferentes, por donde pasan los espermatozoides.
¿Alguno es mejor que otro? Bueno, la vasectomía, desde el punto de vista de los riesgos, es más segura, tiene un periodo de recuperación más rápido y un costo menor que la OTB, pero… «siempre hay un pero».
Existe una tasa baja en cuanto al uso de la vasectomía
lo que refleja el machismo aún arraigado en la sociedad. Además, se ha encontrado que la población joven, con mayores niveles de escolaridad e ingresos, muestra mayores conocimientos y menos creencias negativas relacionadas con el procedimiento. De manera que falta trabajo que hacer con la población de menores ingresos y grado académico.
¿Por qué a algunos hombres les da miedo la vasectomía? En primer lugar, existe la percepción de que la vasectomía puede afectar a “la hombría”, el deseo y el desempeño sexual. También se teme al procedimiento quirúrgico; a la inyección, la anestesia, la herida, la sutura y el retiro de los puntos.
Al sumar machismo y miedo, resulta que casi la mitad de las mujeres (48.5%) usa la OTB como método anticonceptivo, mientras que apenas un 2.7% usa la vasectomía para no tener hijos o más hijos con su pareja, de acuerdo con la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica.
A esto, claro, habría que añadirle la baja o nula preocupación que existe por la transmisión de infecciones de transmisión sexual, especialmente en las parejas que llevan mucho tiempo juntas. Aunque eso ya es otro tema.